DA UN PASO
¿Cómo escuchas a Dios? Aunque pueda parecer como si fuera imposible escuchar la voz de Dios, mientras más la escuchemos, más acostumbrado estaremos a prestar atención. La escuchamos en la oración, al leer la Biblia y cuando escuchamos la Escritura Sagrada, en la homilía y en las oraciones durante la Misa. Escuchamos en la compañía de otros amigos en la fe que compartes sus esperanzas y sueños con nosotros, y que nos ayudan a discernir lo que Dios pueda estar llamándonos a hacer. Abram escuchó la voz de Dios y se abrió a lo desconocido. Pedro, Santiago y Juan siguieron a Jesús, incluso mientras todavía estaban inseguros de él y de su misión. Cada uno dio un paso de fe, y con fe siguió el camino de Dios. Ya sea en tiempo de certidumbre, cuando parece que Dios está en los lugares donde buscamos o en esos periodos cuando añoramos saber que Dios está con nosotros, estamos llamados a escuchar, confiar y a dar pasos de fe, modelando nuestras vidas en la vida y llamada de Jesucristo.
O UN SALTO
A veces, los pasos que tomamos se sienten más como saltos de fe. Aunque podríamos estar llamados a “caminar el camino” de fe en nuestras vidas diarias, como los apóstoles y un sin número de otros discípulos que lo han hecho a lo largo del tiempo, hay momentos cuando quizá necesitamos andar hacia un futuro desconocido, así como Abram lo hizo antes que nosotros. Los destellos de la presencia y gloria de Dios experimentados por Abram y los discípulos necesitaron apoyo en momentos decisivos, y especialmente cuando parece que por un tiempo Dios estuvo ausente. Los destellos que percibimos en esos momentos de cercanía con Dios nos ayudan a permanecer en el camino de Cristo, especialmente cuando estamos inseguros de lo que sigue por hacer. Con el salmista, tomamos un salto de fe y encontramos esperanza en el Señor: “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el refugio de mi vida, ¿a quién temeré?”
Lecturas de hoy: Gen 15:5–12, 17–18; Sal 27 (26):1, 7–8, 8–9, 13–14; Fil 3:17 — 4:1 [3:20 — 4:1]; Lc 9:28b–36